Caída del cabello: cuándo preocuparse (y cuándo no)

¿En qué momento la caída deja de ser estacional (y normal) para ser un problema a tratar? Varios expertos responden

Puede que sea un tema que te preocupe en cualquier época del año, pero la realidad es que cuando más se habla de la caída del cabello es en otoño. No en vano, los expertos lo confirman: aunque la caída estacional puede producirse en cualquier momento, en otoño es más común y, por tanto, es cuando más conscientes somos de ella. “De media perdemos entre 100 y 150 cabellos al día. En otoño este número se incrementa. En mujeres de pelo largo lo podemos detectar, sobre todo, en los cabellos que quedan en el cepillo, en los que dejamos en la ducha, en los que quedan en la almohada y en los que se quedan en los hombros ”, nos explica el doctor Miguel Sánchez Viera, director de IDEI (Instituto de Dermatología Integral). Si a esto sumamos que otros factores como el estrés, la toma de ciertos medicamentos, el post-parto, algunas enfermedades o las dietas hipocalóricas también pueden provocar caída del pelo, parece necesario saber en qué momento la caída debe preocuparnos.

Ver todos esos indicios de los que habla el doctor siembra la duda. ¿Es una caída puntual (y normal) o debería ir al médico? Obviamente, no es fácil dar una respuesta cerrada y universal, pero hay unos cuantos signos que pueden hacer saltar las alarmas. De la misma manera que hay otros que pueden tranquilizarnos. “La caída estacional es más intensa durante el lavado del cabello o el cepillado diario. En la mayoría de las patologías que cursan con caída de pelo, ésta es lenta y continua, no existen momentos concretos con más caída ni situaciones que la favorezcan”, explica la dermatóloga Cristina de Hoyos, directora técnica de Clínicas Ceta. Es decir, salvo excepciones en algún tipo concreto de alopecia, notar que tu cabello se cae en un momento determinado no tiene por qué ser síntoma de preocupación porque este tipo de caída puntual y limitada en el tiempo –conocida como efluvio telógeno– no requiere tratamiento y se recupera pasado un tiempo. Otro tipo de caídas puntuales que no suelen necesitar tratamiento son las producidas por situaciones de estrés o tras un embarazo (concretamente a los 3 ó 4 meses de dar a luz, momento en el que disminuyen los niveles de estrógeno responsables del anclaje del pelo al cuero cabelludo).

¿De qué manera podemos saber que nuestra caída es preocupante?
Tal y como nos explica Eduardo López Bran, director de Imema y jefe de dermatología de Hospital Clínico San Carlos, debemos acudir a un dermatólogo al observar “una pérdida de pelo excesiva y mantenida o ante el adelgazamiento del cabello”. Es decir, tal y como explica Viera, si transcurridos entre 2 y 4 meses de esa caída (supuestamente estacional) notamos que la densidad del cabello ha disminuido, que el cuero cabelludo ha empezado a clarear o que el pelo está más fino y débil, “tenemos que empezar a preocuparnos y acudir a un dermatólogo”.

Otras señales de alarma
Puesto que valorar todos los indicativos anteriores no siempre es fácil, hay otros signos visuales que nos pueden dar más pistas sobre la necesidad de ponerse en manos de un médico. Según la experta de Clínicas Ceta, deberíamos preocuparnos si:

La caída se acompaña de pérdida de pelo en las cejas o las pestañas.
Si la caída deja calvas circulares por distintas zonas del cuero cabelludo.
Si existe picor en la zona donde se nota menos densidad.
Si la pérdida de pelo afecta sobre todo a la línea de implantación frontal.
Si en la zona donde se está perdiendo pelo existe rojez o inflamación alrededor de los folículos.
Si la zona donde se ha perdido pelo está bien delimitada y tiene aspecto de cicatriz.
El truco de contar los pelos que se caen, ¿funciona?
Habrás oído hasta la extenuación –así hemos empezado este artículo– que lo normal es perder entre 100 y 150 cabellos al día. Y que por encima de 150 puede existir un problema. Sin embargo, contabilizar el número de cabellos que perdemos al día es casi imposible. Y aunque existe un truco que parece algo más sencillo –el de pasar la mano por tu melena varias veces seguidas, colocar todo el cabello que hayas recogido en un folio blanco y contabilizarlo (si hay más de 15 cabellos estás perdiendo más pelo de lo normal)–, los expertos aconsejan centrarse en otras señales. Tal y como explica De Hoyos, “también hay que tener en cuenta que no todo el pelo que cae en un día corresponde al pelo que debería caer ese día. Parte del pelo contabilizado puede corresponder a días previos en los cuales el cabello no se ha lavado o peinado y han quedado pelos anclados al cuero cabelludo”.

Cada de pelo

¿Lavarse el pelo todos los días puede provocar una mayor caída?
No. Lo confirman los tres expertos con los que hemos hablado. “Lavarse el cabello no va a hacer que se caiga más. Debe lavarse según las necesidades de cada persona. Incluso, si se hace deporte, se puede lavar dos veces al día sin problema”, explica el director de IDEI. Es más, el doctor López Bran va más allá y afirma que el ‘no lavado’ puede afectar de forma negativa. «Si no mantenemos una correcta higiene en nuestro cuero cabelludo estaremos poniendo en la balanza más factores para el deterioro de nuestra salud capilar (cúmulo de secreciones y descamaciones, restos de productos capilares…)». Eso sí, aunque el lavado no afecta a la caída, si estamos ante una fase de caída estacional, al lavarlo seremos más conscientes de esa pérdida de pelo puntual. “El lavado favorece que los folículos que estaban para caerse o que no se habían caído en los días previos se desanclen del cuero cabelludo y caigan por el trauma y la tracción que supone esta acción junto con la del cepillado”.

La falta de ciertas vitaminas también puede provocar caída
Así nos lo confirma Cristina Morante, directora médica de la clínica especializada en salud capilar MC360: la carencia de ciertas vitaminas y oligoelementos puede provocar ciertas caídas de pelo. Aunque no es fácil dar afirmaciones generalizadas, el déficit de ciertas vitaminas y oligoelementos como el hierro, el ácido fólico, la biotina, la vitamina D, el magnesio o el zinc, suele ir vinculado a una mayor caída de cabello.

Caída de pelo y coronavirus. ¿Existe relación?
Que se haya vinculado el incremento de casos de caída capilar con haber padecido coronavirus no es casual. La doctora Elena Tévar, de Clínica Dermatológica Internacional, la enfermedad puede actuar como desencadenante en casos de efluvios telógenos (son caídas muy llamativas, pero en un periodo de tiempo limitado). Se trata de una caída ocasionada por la reacción inflamatoria que provoca una enfermedad infecciosa. La buena noticia es que remite pasada la enfermedad, generalmente pasados 2 o meses. No obstante, si la caída persiste, es aconsejable el soporte vitamínico, la estimulación por láser y otros tratamientos específicos.

Cuidado con los productos con parabenos, tintes con amoniaco y herramientas de calor
Estos tres viejos conocidos de nuestro cabello –¿quién no ha recurrido a ellos alguna vez?– no son buenos consejeros para el cabello. Pero lo son aún menos cuando se tiene algún problema de caída. Y es que los productos con parabenos, los tintes con amoniaco y las herramientas de calor debilitan la estructura capilar, haciendo que el pelo esté más quebradizo y débil. “Todo eso sumado a un problema de caída puede aumentar la sensación de despoblación capilar”, explica Sánchez Viera.

¿La caída que no es estacional tiene solución?
Sí, sobre todo si acudes a un dermatólogo ante los primeros síntomas para un diagnóstico precoz. Eso sí, tal y como recuerda López Bran, con los tratamientos médicos actuales podemos detener el proceso de pérdida de pelo, pero dado que son tratamientos temporales «si los suspendemos se perderán los beneficios conseguidos”.

La dieta anticaída
Tal y como nos explica Eduardo López Bran, “no existen alimentos o complementos nutricionales milagro”, pero para cuidar nuestro cabello y prevenir su caída es fundamental una dieta equilibrada. Por eso el doctor Sánchez Viera insiste en la importancia de no descuidar la ingesta de hierro a través de carnes rojas, espinas y verduras; ni la de zinc, presente en carnes y pescados e “ imprescindible para el crecimiento del pelo ”. También son importantes las vitaminas A y B y evitar hábitos alimenticios basados en hidratos de carbono y azúcares. También debemos minimizar el consumo de alimentos ricos en sal y grasas “ya que pueden hacer que el cabello se caiga, esté más débil, fino y quebradizo”, explica el experto.

La importancia de la biotina
Helena Rodero, farmacéutica especialista en piel y cabello, insiste en la importancia que tiene la biotina para nuestro cabello. “Es imprescindible para la multiplicación de las células y, por tanto, los tejidos como el cabello y las uñas se ven muy afectados cuando no pueden disponer de la cantidad necesaria de esta vitamina. Es el ingrediente que debemos buscar en un suplemento para mitigar la caída de pelo”, explica. Aunque la biotina la obtenemos de los alimentos y de nuestra microbiota intestinal, es cierto que el estrés y la toma de ciertos medicamentos pueden afectar a esa microbiota y, por tanto, a la absorción de la biotina. Por ello los suplementos nutricionales a base de biotina o vitamina B8 pueden ayudar.

Si tengo un problema, ¿qué tratamientos existen?
Entre los tratamientos más nuevos y efectivos destacan los protocolos con plasma rico en factores de crecimiento plaquetarios y la mesoterapia capilar. Para atajar la alopecia desde sus primeros síntomas también se puede recurrir a los microinjertos y para zonas de despoblamiento una solución son los trasplantes de pelo robotizados “con resultados definitivos, naturales y sin cicatrices visibles”, explica el director de Imema.

¿Funcionan los productos anticaída?
Este tipo de productos, tal y como nos explica el dermatólogo de IDEI, “pueden alargar la fase anágena del cabello (la de crecimiento) y retrasar la de reposo y caída”. Por su parte, conviene reparar también en la eficacia de uno de los fármacos más utilizados para frenar la caída: el minoxidil. “Puede actuar como tratamiento preventivo o como tratamiento de la caída per se”, explica Cristina de Hoyos, que nos explica cómo este activo favorece la entrada de los folículos en fase de crecimiento, ayudando a frenar o ralentizar la caída. “Su uso debe ser diario, aplicado sobre la piel del cuero cabelludo que es donde debe actuar y no sobre el pelo, realizando un suave masaje para ayudar a su absorción. Las mujeres deben tener cuidado para que no caiga en otras zonas del rostro ya que puede dar lugar a la aparición de vello en esas zonas”.

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