Diez cuidados imprescindibles para el pelo en otoño

Aún estás a tiempo de anticiparte al desastre capilar que cada año acompaña la llegada del otoño
Durante el verano el sol, la sal del mar y el cloro de las piscinas castigan nuestro cabello, especialmente si lo sometemos a coloraciones. Un hecho que, con la llegada de la temporada otoño/invierno puede verse agravado por el frío, el uso del secador y la caída estacional si no ponemos remedio. Por eso, lo ideal es reparar el pelo en otoño para afrontar la nueva temporada con la melena saneada.

Uno de los primeros síntomas de la llegada del otoño en nuestro cuerpo es precisamente la caída del cabello, que comienza allá por septiembre. Los días se acortan y las horas de sol comienzan a reducirse. Además, el frío y el viento favorecen el encrespamiento y la sequedad del cuero cabelludo, lo que se traduce en una melena apagada y de textura áspera. Si no aplicamos unos cuidados especiales, puede que el cabello se resienta durante el invierno con el uso de aparatos de calor y los peinados.

Además, el uso de gorros y el contraste entre el frío del exterior y la calefacción de los espacios interiores predispone a nuestra melena a sufrir el temido encrespamiento, así como el odioso efecto de la electricidad estática.

Si quieres anticiparte al desastre capilar, te recomendamos que tomes nota de estos cuidados para el pelo en otoño:

Sanea la melena: después del verano es recomendable cortar el cabello o al menos las puntas para sanearlo, eliminando las puntas abiertas y las zonas secas sometidas a los daños de la coloración en combinación con las piscinas o el agua salada. Si visitas tu salón de belleza para hacerlo, puedes aprovechar para someterte a un tratamiento hidratante y reparador que te ayude a «reiniciar» de cara a la nueva temporada.
Activa la circulación: cuando te laves el pelo, acuérdate de masajear el curo cabelludo suavemente con las yemas de los dedos para dilatar los capilares y garantizar que los nutrientes llegan a la raíz del cabello. Así favoreces también el crecimiento del pelo.
Usa cepillos de cerdas naturales que además de respetar más el cabello que los tradicionales, también activan la circulación.
Cuida la alimentación: de nada servirán los productos y tratamientos que apliquemos a nivel tópico si no cuidamos nuestra alimentación en lo que a vitaminas y minerales se refiere. Has de saber que la vitamina B hace nuestro pelo más resistente, mientras que minerales como el hierro, el yodo, el magnesio y el silicio contribuyen a su buena apariencia. Por otro lado, es fundamental mantener una correcta hidratación (algo que en otoño no debería ser complicado) y consumir el nivel adecuado de proteínas para conseguir un cabello fuerte y brillante. Asimismo, hay complementos alimenticios que pueden resultar beneficiosos en esta época para recuperar la salud del cabello, como son la levadura de cerveza o el germen de trigo.
Reduce el uso de aparatos de calor: evita en lo posible el uso de secadores, rizadores y planchas y, en caso de no poder evitarlo, hazlo con la temperatura y tiempo de exposición mínimos para no dañar la estructura capilar. Aprovecha en lo posible los días de sol para secar tu pelo al aire y evita en todo caso que exponer tu melena húmeda al frío. Además, siempre que vayas a usar secadores, planchas o moldeadores debes usar algún producto protector del calor para prevenir daños.

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Mantén la hidratación: usa mascarilla hidratante al final del lavado al menos una vez por semana. Puedes combinarla con productos ricos en aceites que mantengan la hidratación del cabello, preservando las raíces si tienes problemas de sebo.
Lava tu cabello cuando sea necesario: espaciar los lavados resulta contraproducente ya que contribuye a la acumulación del sebo en el cuero cabelludo, lo que favorece a la larga la caída del cabello. Atiende a las necesidades de tu pelo y lávalo a diario si es necesario para que se vea limpio y reluciente.
Cuidado con los peinados: evita trenzas, coletas y recogidos muy muy tirantes para no debilitar el pelo.
Mantén el estrés a raya: es uno de los peores enemigos de la salud de tu pelo. Afecta a la circulación del cuero cabelludo y redunda en la apriencia de la melena. Sin duda, es un motivo más para alejar la mente de preocupaciones y agobios.
Cambios de temperatura: en contraste entre los espacios con calefacción y el frío del exterior favorece el «frizz». Para combatirlo, utiliza después del lavado productos sin aclarado antiencrespamiento que conserven la hidratación de las fibras.

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